A Once:
Amigos, aquí estamos.
¡Estamos los que somos y somos los que estamos!
Es difícil escribir palabras a un amigo, aunque quizá no sea más difícil que escribir “adiós” a mis amigos, en todo caso las palabras también son amigas, y no solo dicen “adiós”, sino que también dicen “hola” y “hasta pronto”. Es por eso que reuní palabras amables para mis amigos, amigas amables para mis amigos.
De pronto siento que un “GRACIAS AMIGOS” es más que suficiente, o de pronto siento que no hay palabra que sea suficiente, sin embargo, aunque reunamos todas las palabras, las amables, las del terror, las del Quijote o las de la Odisea, las palabras maternas o paternas, o las graves, esdrújulas, agudas o sobreesdrújulas, a fin de cuentas, nunca son suficientes, es decir que mil amigos no reemplazan a un amigo, pero igualmente, cada uno de esos mil, no es reemplazado por un solo amigo.
Entonces, resumiendo el caso, parece ser que no sabemos nada de los amigos, porque son indefinibles y las palabras no alcanzan, ¡Y qué gran hazaña! es intentar definirlos, no podríamos lograrlo.
Pero por ahora solo me basta un par de conocimientos, el primero: que los amigos son irreemplazables, y el segundo: - ¡Ho qué suerte que sean ustedes… mis amigos! -.
A Décimo:
¿Qué queda compañeros? ¿Se lo han preguntado? Lo que quedan son desvelos y lo que falta es temple. Les queda la utopía, disfrazada de problema y de infierno, pero cuando estén aquí verán que sí era la utopía. Lo que falta es coraje, para afrontar la herencia, esta que les dejamos, que se las entregamos con las puertas abiertas.
Lo que queda es cambiar el rumbo, ponerse los pantalones y bajarse las faldas, que nos distingan por buenos, y no por exhibiciones.
Compañeros lo que les queda es pensar, y asumir el rol de padres de todos los demás, ser los mayores, más mayores de mente que mayores por edad, lo que les queda es llegar hasta aquí, pensar el tiempo y llegar a tiempo, la fe de todos era nuestra, mas ahora toda nuestra fe y la fe de todos es de ustedes, no hay más que decir, simplemente les heredamos esto que nunca fue nuestro, pero lo sentimos propio, y les deseamos con toda la esperanza: “buen viento y buena mar”; el futuro somos nosotros, pero justo ahora, es más ustedes que nosotros.
C.C.R.M.
2010.
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